GENESIS Y EVOLUCION

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DE LA DEMOCRACIA EN ATENAS

 

por Igor Andruskiewitsch

 

(conferencia dictada el 12 de septiembre de 2012 en la Facultad de Medicina de la Universidad de Buenos Aires)

 

 

Aportes de la Grecia antigua a la cultura universal
 

El pueblo griego y especialmente la polis ateniense hicieron muchos aportes al tesoro civilizatorio de la humanidad. Puede mencionarse la creación del primer alfabeto completo (con vocales), el acuñamiento de la primera moneda, de peso y calidad exactos, el nacimiento de la filosofía, la historia, la medicina, la teoría política y otras ciencias y, por fin, el desarrollo de un régimen político específico que en Atenas, por primera vez, fue denominado democracia.
 

Es interesante notar que todos estos logros eran, en realidad, perfeccionamiento de procesos ya existentes, que se desarrollaban a partir de principios cuyo origen se pierde en la profundidad de los siglos. Estas mejoras tenían carácter pragmático, porque respondían a necesidades prácticas de la vida. Sin embargo, todas ellas se caracterizaban por la tendencia de lograr, en mayor o menor medida, comprensión y claridad. Puede decirse que, justamente, en este tipo de creación se manifestó con mayor plenitud el genio de la Antigua Grecia.
 

El alfabeto griego, como es conocido, es un perfeccionamiento de la escritura fenicia que, a su vez, parece que nació a partir de la escritura ideográfica demótica egipcia. Sin embargo, ninguna de estas dos escrituras poseía vocales, cuya representación gráfica inventan por primera vez los griegos. Es probable que esta innovación se haya debido parcialmente al deseo de registrar en plenitud los versos de la Ilíada y la Odisea, para poder conservar, en forma escrita, su verdadero sonido y su métrica al ser cantados y declamados, porque la métrica depende de las vocales.
 

El corte en trozos de metales, principalmente de la plata, para su uso en pagos de mercaderías y servicios parece que comenzó a practicarse en Lidia, país del Asia Menor, cercano a Grecia, cuyo último rey, Creso, era famoso por su riqueza. Sin embargo, este corte de metales fue por primera vez completado en Atenas, con su acuñamiento para certificar el valor y el origen de cada moneda. Es interesante destacar que las dracmas atenienses de aquel momento, pesaban en realidad un poco más que el peso nominal indicado (4,3 gramos de plata). De tal manera, la polis ateniense declaraba desde un principio que no tenía intenciones de falsificar su moneda.
 

Muchas ciencias como, por ejemplo, la astronomía, la geometría y la medicina ya habían existido antes de Grecia, principalmente en las regiones vecinas, Egipto y la Mesopotamia, en forma de conjuntos sistematizados de conocimientos prácticos, pero no como resultado de investigaciones de las causas de los fenómenos observados, con su posterior generalización teorética en hipótesis y leyes. Para poder formular tales reglas científicas fue necesario antes responder preguntas abstractas, pero a la vez racionales. Los griegos comenzaron a formularse en forma sistemática tales preguntas. De esto habla concretamente el fundador de la cien-cia histórica, Herodoto, en el comienzo de su Historia: «Herodoto de Halicarnaso reunió y anotó observaciones para que los acontecimientos pasados no fuesen olvidados con el transcurrir del tiempo y para que aquellos sucesos grandes y asombrosos, tanto de los helenos como de los bárbaros, no quedaran en el olvido y, especialmente, se supiera porque ellos guerreaban unos con otros.»


Asimismo, el principio de la democracia existía potencialmente y sin duda alguna, antes de la creación de la polis de Atenas. Sin embargo, justamente en Atenas, este principio cristalizó y comenzó a ser aplicado en forma práctica, en distintas graduaciones y combinaciones. El principio mismo de la democracia fue analizado y su definición fue incluida en la primera teoría general sobre los regímenes políticos y sus formas, en las obras de Platón «Politeia» y de Aristóteles «Política». Más aún, en la obra de Aristóteles «La Constitución de Atenas» (encontrada en Egipto en 1891), se describe el nacimiento y surgimiento del elemento democrático en la polis de Atenas y su concreto desarrollo histórico. Esta obra es prácticamente el único documento conservado hasta nuestros días en el cual son enumeradas y luego definidas todas las reformas constitucionales en la polis de Atenas, durante todo el tiempo de su existencia. (Esta obra fue escrita por Aristóteles en forma inmediata después del colapso definitivo de la democracia ateniense).
 

Para la plena comprensión de los logros griegos señalados, es necesario tener en cuenta que todos ellos continúan siendo actuales, aún en nuestros días. Prácticamente, todos los alfabetos contemporáneos de la civilización occidental y de Rusia proceden de ese primer alfabeto griego. Todas las monedas que se acuñan hoy en el mundo se emiten en base a la certificación por el estado de su valor nominal. La filosofía contemporánea comienza siempre desde los principios y preguntas de origen, formulados por primera vez por los antiguos filósofos griegos: Tales de Mileto, Heráclito, Parménides, Sócrates, Platón, Aristóteles y otros. Muchas ciencias siguen teniendo aún hoy en sus bases los logros de los científicos de la Grecia Antigua, como, por ejemplo, la clasificación de los silogismos por Aristóteles, los teoremas de Pitágoras y Euclides, las leyes de Arquímedes. En medicina, los jóvenes médicos comienzan su práctica después de pronunciar el juramento de Hipócrates.


Sin embargo, la herencia más impresionante de la antigua Atenas es la democracia, que se ha convertido hoy en el principal tótem de la civilización actual contemporánea, dejando de lado algunas deformaciones esenciales de su sentido originario y de sus principios y procedimientos de origen. Ello hace muy importante una investigación objetiva de su origen y desarrollo en la polis ateniense. Más aún si se toma en cuenta que la propagación global de la neodemocracia contemporánea comenzó antes del descubrimiento de la “La Constitución de Atenas” que es la única fuente que describe concretamente el nacimiento y desarrollo en Atenas de la primera democracia.

 

El renacimiento del régimen integral en Atenas
 

Las formas y estructuras políticas de los pueblos reflejan, en gran medida, su realidad sociológica, compuesta de una serie de elementos ét-nicos, genéticos, religiosos, de creencias, históricos, sociales, económicos, geopolíticos y otros. En los albores de la historia vemos pueblos de dife-rentes perfiles, por ejemplo, nómades, sedentarios, agricultores, ganaderos, etc. Los antiguos griegos se dedicaban en su origen a la ganadería y a la agricultura, teniendo la lengua y las estructuras tribales de los indo-europeos. Estas estructuras tribales eran prácticamente comunes a todos los pueblos indoeuropeos occidentales: griegos, celtas, itálicos, germanos y eslavos. Las estructuras políticas que surgían como resultado de la evo-lución de este sistema social tenían siempre un carácter integral, complejo y mixto. Junto al rey (elemento monárquico) siempre coexistía un consejo aristocrático de jefes tribales (luego reemplazado por ex magistrados), quienes presentaban sus decisiones conjuntas para la aprobación por asambleas populares (elemento democrático).
 

Parece ser que los antiguos griegos, al principio, no conocían la navegación marítima porque su lengua carecía de la palabra mar. Ellos llegaron al territorio actual de Grecia en varias olas, es probable que a partir de aproximadamente el año 1900 aC. Muy pronto ellos también se hicieron navegantes y comerciantes por mar, habiendo tomado de los anteriores habitantes de Grecia la palabra «talassa» (mar), que no es de origen indoeuropeo. El territorio de Grecia se encontraba, en aquellos tiempos, en esfera de la influencia política y cultural de dos “talasocracias” (fuer-zas marítimas): Cretense (Minoica) y Fenicia. Es como resultado de difíciles relaciones entre estos tres factores geopolíticos y axiopolíticos, que surge un nuevo polo político cultural: Europa. De acuerdo con la mitología de la antigua Grecia, Europa era el nombre de una princesa fenicia, que fuera raptada por el dios griego Zeus y llevada luego por él a Creta. (Creta fue conquistada por las tribus griegas dóricas en el siglo XV aC).


Con el tiempo, en Grecia, surgió un modelo político-cultural mixto, griego-cretense, que comúnmente es llamado cultura creto-micénica (por la ciudad de Micenas en el Peleponeso, que era la capital del legendario caudillo griego Agamenón). Este modelo existió desde el siglo XV aC hasta el siglo XI aC. Este modelo era una imitación de tecnologías y de formas foráneas, más aún era el resultado del encadenamiento del propio modo de vida con formas ajenas, que Osvaldo Spengler denominó «seudo-morfosis» o «formas falsas».
 

En el marco de esta seudo-morfosis, en la antigua Grecia comenzaron a desarrollarse las primeras “polis” (uniones políticas de las ciudades con las comarcas circundantes), que poseían formas y estructuras políticas ajenas, que expulsaron y suplantaron las estructuras originarias indoeuropeas del régimen político integral de clanes y tribus griegas. De tal manera, los príncipes originarios de las tribus griegas se convirtieron en soberanos con carácter foráneo, frecuentemente con el nombre también foráneo de tiranos.
 

La polis ateniense surgió a mediados del segundo milenio aC. Muy pronto se encontró en el marco de la cultura creto-micénica. Alrededor del año 1200 aC parece que la polis ateniense logró su independencia. Según la leyenda sobre el Minotauro, Teseo, que era hijo del rey ateniense Egeo, liberó a Atenas de la dependencia y del pago del tributo a la monarquía minoica en Creta. Teseo era, en orden, el decimotercero basileus (rey) de la fila de veinte reyes de Atenas, alguno de los cuales eran figuras legendarias y semimíticas. Teseo era también una figura legendaria y parcialmente mitológica. Después de Teseo hubo aún siete reyes en Atenas.


A Teseo se le atribuye también la unificación de Atenas con las doce vecinas poblaciones de Ática, en las cuales, para ello, fueron eliminadas todas las instancias locales religioso-políticas, y trasladadas al centro común en Atenas. Parece que, mediante este acto constituyente, al cual los propios atenientes denominaban «cinesia» (convivencia, ayuntamiento), sucedió una restitución de las estructuras integrales políticas pre-micénicas o sea indoeuropeas. La eliminación de las instancias locales exigía la constitución de algunas nuevas instancias representativas ante el centro. En el quinto fragmento de la «Constitución de Atenas» Aristóteles escribe: «Los atenienses se dividen en cuatro tribus que imitan a las cuatro épocas del año. Cada tribu, a su vez, se divide en tres tercios, obteniéndose así doce partes, al igual que meses en el año».
 

Es evidente que estas dos leyendas, sobre el Minotauro y sobre la cinesia, contienen algunos anacronismos, característicos de todas las leyendas históricas. Sin embargo, los atenienses no sólo recordaban bien esta constitución de su convivencia independiente y consensuada, sino que también la conmemoraban y celebraban anualmente, y hasta honraban para el evento a una divinidad especial, llamada Cinesia.
 

Aristóteles afirma que justamente durante Teseo, por primera vez en Atenas se manifiesta políticamente el elemento popular. Así comenzó la superación de la anterior monarquía creto-micénica en Atenas, la cual, aunque era parcialmente limitada por la aristocracia, sin participación de elementos populares, sin embargo no conservaba ni el espíritu ni la forma del originario régimen político indoeuropeo. Aristóteles habla de este suceso en el cuarto fragmento de la «Constitución de Atenas»: Teseo «era el primero que se inclinó hacia el ojlos (muchedumbre), como dice Aristóteles y suprimió la monarquía, lo que parece también atestiguado por Homero, quien en la lista de los navíos, llama demos sólo a los atenienses».
 

Aproximadamente cien años después de Teseo y de la legendaria liberación de Atenas del pago del tributo a Creta, o sea alrededor de los años 1150-1100 aC, en todas partes de Grecia se produjo el colapso de la pseudomorfosis creto-micénica. De acuerdo con Arnold Toynbee, esto sucedió principalmente por causa del excesivo militarismo y burocratismo de las estructuras creto-micénicas, que no soportaron el empuje de la nueva ola de la tribu griega de los dorios, que irrumpieron desde el norte. Se produjo la destrucción de los palacios micénicos, la liquidación de la burocracia palaciega y la pérdida de la escritura lineal minoica sobre tablillas. Luego de tal catástrofe, que es típica de muchas pseudomorfosis, en Grecia se suceden los llamados “siglos oscuros”. Toynbee dice que, durante estos siglos oscuros, Grecia olvida las formas foráneas y comienza a resucitar sus propias formas y a volver a sus propios caminos, sin desechar totalmente todos los logros ajenos, sino que transformando alguno de ellos a su manera. Gracias a ello, considera Toynbee, al salir de estos siglos oscuros, comienza en Grecia su período histórico más brillante: el período de la cultura clásica helénica.
 


Las reformas democráticas iniciales en Atenas
 

Aristóteles describe todas las reformas constitucionales en Atenas, la primera de las cuales estaba dirigida al desarrollo del modelo político mixto e integral y a la prevención de las posibles conmociones políticas y sociales.
 

La primera de estas reformas consistía en el establecimiento del cargo de polemarco arconte (jefe militar, en Roma tribuno de equites), al principio en calidad de primer ayudante del rey (arconte basileus). El cargo de polemarco había sido instituido para evitar las posibles dificultades, en caso de carencia de talento militar, del arconte basileus de turno. Tan importante rol del caudillo militar se convirtió en una de las principales características de la democracia ateniense. En el último período de existencia de la polis ateniense, el caudillo militar se ha convertido en la primera figura de la democracia ateniense. Como es sabido, el líder democrático más conocido de Atenas fue su caudillo militar, Pericles.
 

Luego, fue instituido el cargo de tercer arconte (textualmente tercer jefe). Con el tiempo, este tercer arconte devino primer arconte, con el título de arconte epónimo o sea, quien da su nombre al año. El título de rey (arconte basileus) se conservaba para el segundo arconte, sin especiales funciones políticas o militares. Su única función era la presidencia del Aerópago y el encabezamiento de sacrificios y ritos religiosos. Entonces el polemarco devino tercer arconte. Este orden de rangos entre los tres arcontes mayores va a cambiar nuevamente en el futuro. A fines de la democracia ateniense el polemarco (jefe militar) se convirtió en primer arconte, el arconte rey siguió siendo segundo y el arconte epónimo devino tercero.
 

Todos los arcontes que terminaban su mandato se convertían automáticamente en miembros del Consejo de los mayores (Senado), que se reunía bajo la presidencia del arconte rey, en la colina de Aerópago (colina del dios de la guerra Ares) que se encuentra frente a la Acrópolis.


Desde el año 753 aC (que también es el año de la fundación de Roma) los arcontes eran elegidos no de por vida, sino por diez años. Desde el año 682 aC, los elegían sólo por un año y, simultáneamente se instituían seis arcontes jóvenes, para los trabajos administrativos. De tal manera, Atenas era gobernada desde este año por nueve arcontes. (Arconte significa jefe, pero puede ser traducido literalmente como «príncipe», de la raíz «arje» que significa principio y también poder. En Roma era así llamado el presidente del senado, porque él “principiaba” las discusiones en el mismo).


Es así que la primera reforma constitucional democrática en la polis ateniense consistía en el establecimiento por separado de una jefatura militar. Esto fue el principio de la constitución de un triple poder supremo en la democracia ateniense (político, religioso y militar) representado por tres arcontes mayores, con la colaboración de seis arcontes menores.
 

La segunda reforma constitucional en Atenas fue realizada en el año 624 aC por el arconte Dracón, quien creó la primera legislación penal escrita, luego publicada plenamente, que contenía castigos crueles (draconianos) por delitos penales, especialmente por robos. Esta postura frente a los criminales, desde este momento, se convirtió en característica para la democracia ateniense hasta el fin de su existencia, aunque la legislación de Dragón fue luego morigerada.


La tercera reforma constitucional fue realizada por el arconte Solón en el año 592 aC. Ella tenía por finalidad reconstruir y afirmar en la polis de Atenas la justicia política y social entre ricos y pobres, que para esa fecha había degenerado bastante. Esta tercera constitución de Atenas (la segunda escrita) fue redactada por el arconte Solón, en el lapso de un año, por encargo de toda la polis y fue luego por él publicada. Ella proclamó la necesidad de un relación justa entre los ciudadanos ricos y pobres de la polis. El propio Solón lo anunció en versos, por él escritos con tal motivo:
 

«Yo levanté un fuerte escudo para unos y para otros y no permití que ni unos ni otros venzan injustamente… Yo lo hice con fuerza de ley, combinando la fuerza con la justicia… Yo escribí leyes iguales para los buenos y para los malos, adaptando a cada uno de ellos una justicia justa». (Aristóteles. Constitución de Atenas, 12).
 

Solón subdividió a todos los ciudadanos en cuatro clases, independientemente de la pertenencia a una de las cuatro tribus originarias, cuya unión había llevado a la formación de la polis de Atenas cuatro siglos antes. Desde el punto de vista formal, esta nueva subdivisión de Solón fue efectuada únicamente tomando como base los ingresos anuales de los ciudadanos. Esencialmente esta división era funcional, sobre todo desde el punto de vista militar y, en consecuencia, también desde el punto de vista político. En la primera clase fueron agrupados todos los ciudadanos cuya renta anual superaba 500 medidas de cebada (1 medida = 52 litros). Los arcontes y todos los miembros del Aerópago debían pertenecer a esta clase. A la segunda clase debían pertenecer todos los ciudadanos cuya renta anual era equivalente a 300 a 500 medidas de cebada. Ellos debían prestar servicios en la caballería, porque estaban en condiciones de mantener sus caballos. A la tercera categoría pertenecían los ciudadanos cuya renta era equivalente a entre 200 y 300 medidas de cebada. Ellos prestaban servicios en la infantería y debían tener el armamento pesado completo. En la cuarta clase estaban incluidos todos cuyos ingresos anuales eran aún menores y que no poseían ninguna tierra. Ellos únicamente tenían derecho a participar en la asamblea general del pueblo y en el tribunal de los jurados, donde la asistencia era pagada.


De acuerdo con estas categorías se proponían los candidatos para los diferentes cargos en la polis. De entre estos candidatos luego se designaban, mediante sorteo, los diferentes magistrados de la polis de Atenas. De esta manera se establecía constitucionalmente una relación teórica entre los ciudadanos ricos y pobres en la república ateniense, la cual a partir de este momento comenzó a tomar carácter democrático, según lo afirma Aristóteles en su descripción de esta reforma de Solón. (Aristóteles. La constitución de Atenas 7 y 8).
 

Solón disminuyó considerablemente las antiguas deudas de los ciudadanos pobres y prohibió darles en el futuro préstamos bajo la garantía de la libertad personal del deudor. A los ciudadanos atenienses que habían sido anteriormente vendidos en esclavitud por sus deudas Solón los rescató y liberó por cuenta de la tesorería del estado. Solón especialmente manifestaba su alegría con motivo del regreso a su patria de los exilia-dos atenienses, que habían debido abandonarla por sus deudas. Solón, además, impuso orden en el sistema ateniense de medidas, pesas y monedas, el cual luego contribuyó considerablemente a la estabilidad y popularidad de la moneda ateniense en el mundo antiguo. Por estas reformas, en la antigüedad consideraban a Solón uno de los siete grandes sabios del mundo.


Quiere decir que las tres reformas constitucionales democráticas en Atenas fueron realizadas con la finalidad de lograr la triple estabilidad: militar, jurídica y social. Primeramente fue asegurada la participación de las cúpulas militares en el poder del estado, con la conservación de las tradiciones religiosas y de las creencias populares. Luego, fue garantizado un orden legal claro y conocido por todos, con severas penas para los delincuentes. Por fin, fueron categóricamente frenados y prohibidos los abusos de parte de los elementos oligárquicos, para poder garantizar así la justicia social. Desde aquellos tiempos la tendencia fundamental hacia la estabilidad en el estado fue considerada la meta principal de una política correcta por la ciencia de la antigua Grecia.

 

Las estructuras y los procedimientos democráticos
 

Aproximadamente noventa años después de Solón, en el año 508 aC Clístenes, caudillo de turno de la polis ateniense, efectuó la quinta reforma de la constitución. (La cuarta reforma fue efectuada por el tirano Trisistrato, poco antes de Clístenes).


Clístenes dividió la polis de Atenas en diez nuevas tribus (filas) en lugar de las cuatro antiguas tribus. Mientras que las cuatro antiguas filas estaban formadas de acuerdo con el parentesco entre familias y clanes, las nuevas diez filas fueron formadas de acuerdo con el principio de parroquias territoriales. Es decir que las nuevas filas no estaban formadas por clanes de familias sino por parroquias o barrios territoriales, cada uno de los cuales era llamada «demos». Diez demos formaban una fila. Cada fila era simultáneamente un regimiento. Los demos estaban encabezados por dimarcos y las filas (tribus o regimientos) por estrategas.


Quiere decir que cada fila se componía de diez demos, así que, en total, había cien demos. Parece que la cantidad de demos cambiaba, dependiendo de la cantidad total de ciudadanos. En cada uno de los demos participaban conjuntamente ciudadanos eminentes y poco conocidos y poco importantes, que eran vecinos. En cada demos había entre cien y quinientos ciudadanos, aunque la cantidad total de cada demos era aproximadamente diez veces mayor, incluyendo mujeres, niños, esclavos y extranjeros. Cada fila enviaba al Consejo de la polis de Atenas cincuenta ciudadanos, por lo que este Consejo comenzó a llamarse Consejo de los quinientos, en lugar del anterior, que se llamaba Consejo de los cuatrocientos, cuando cada una de las cuatro tribus originarias delegaba al Consejo cien representantes.


Cada uno de los demos elegía, mediante sorteo, entre sus ciudadanos de primera clase, un candidato para arconte. De todos los candidatos así sorteados de todos los cien demos se designaban luego, también por sorteo, a diez arcontes por un período de un año. Nadie podía ejercer el cargo de arconte por segunda vez antes de que todos los ciudadanos de primera clase hubieran ejercido tal cargo.
 

Gracias a estas reformas de Clístenes del año 508 aC la constitución de la polis de Atenas «se hizo más democrática», afirma Aristóteles. Esta constitución no sólo adquirió su estructura básica definitiva, sino también su definición ideológica y terminológica: la polis de Atenas es una democracia, o sea un régimen vecinal comunal, dentro del cual la nominación primaria de los candidatos para los cargos en el estado se efectuaba mediante sorteo en las parroquias vecinales llamadas demos. Estas reformas de Clístenes pueden ser consideradas como la culminación de los procesos positivos del desarrollo de la primera democracia en el mundo.
 

Las reformas políticas de Clístenes proporcionaron un fundamento organizativo para ese nuevo régimen político de Atenas, al que nosotros hoy llamamos «la democracia ateniense». La base de las estructuras políticas de esta democracia originaria eran las reuniones vecinales por parroquias (demos), de donde todo este sistema recibió su nombre. Éste era un sistema comunal y vecinal de agricultores asentados, propietarios de tierra para trabajar. Este sistema estaba presente, también con anterioridad, en el régimen social de los antiguos griegos, paralelamente con sus estructuras familiares y de clanes, pero ahora el sistema vecinal tomaba la delantera. Los demos eran las células básicas de la democracia ateniense, semejantes a como las parroquias eclesiásticas son las estructuras básicas de la Iglesia. Como había más demos que cargos políticos, la designación a los cargos existentes se efectuaba mediante sorteo.


Esto quiere decir que los candidatos a los cargos estatales en Atenas eran propuestos y elegidos exclusivamente por los demos mediante sorteo. La soberanía democrática pertenecía exclusivamente a los demos y no podía ser alienada a favor de partidos u otras corporaciones y de las estructuras en la sombra que pudieran estar detrás de ellos. Esto significa que, de acuerdo con la definición original de la democracia, la promoción de los candidatos para los cargos estatales por los aparatos partidarios, con o sin participación de factores de influencia, no era democrática. Además, los partidos dividían el pueblo en partes que se encontraban en discordia y lucha permanente entre sí, en lugar de colaborar para una unión integral de todo el pueblo.


Justamente este principio ideológico y ético de la primera etapa comunal y vecinal de la democracia ateniense, a pesar de su posterior de-generación en la última etapa de la democracia ateniense, triunfó en el antiguo mundo helenístico, surgido después de Alejandro Magno, y luego también en los imperios bizantino y ruso. Este concepto también tiene su confirmación en el Evangelio: «Todo reino en sí dividido será desolado; y toda ciudad o casa en sí dividida no subsistirá» (Mateo 12-25). En el original griego del Evangelio las palabras ciudad y dividida están indicadas como «polis» y «merisdeisa». La palabra compuesta merisdeisa está formada del sustantivo meris, que significa parte (Demóstenes llama así a los partidos políticos) y del verbo dividir (de).
 


La democracia integral degenera en “extrema”
 

Las reformas de Clístenes desarrollan y llevan al máximo el elemento democrático en la polis ateniense. Sin embargo, también se siguen conservando otros elementos de la polis, de tal manera que el régimen mixto integral se conserva.
 

Más aún, Aristóteles refiere que durante la catástrofe militar producida por la invasión de los persas, treinta años después de Clístenes, en Atenas todos perdieron la cabeza, menos el Aerópago. El Aerópago aristocrático bajo la presidencia monárquica del rey arconte tomó entonces en sus manos la iniciativa para la salvación y convocó al «plefos» (plebe) para que sus miembros tomaran sus puestos de remeros en los navíos militares, bajo mando aristocrático. El Aerópago también pagó a los remeros este servicio con sus propios medios. La flota militar de Atenas, compuesta de cerca de 350 cuatrirremes, obtuvo una completa victoria sobre la flota persa (de 600 a 800 navíos) en el año 480 aC. junto a la isla de Salamina. Así Grecia fue salvada de la invasión de aquellos bárbaros.
 

Aristóteles escribe que, con ello, el Aerópago aumentó aún más su autoridad, aunque la turba (llamada por Aristóteles a veces plefos, a veces ojlos y pocas veces demos) también conservó su influencia y también sus ingresos en el marco de la democracia: «Entonces, pues, hasta este punto progresó la ciudad juntamente con la democracia, creciendo poco a poco; después de las guerras médicas, de nuevo predominó el consejo del Aerópago y gobernaba la ciudad, sin que se hubiese atribuido el poder por ningún decreto, sino por haber sido quien causó que se diera la batalla naval de Salamina. Pues cuando los estrategos desesperados de la situación, proclamaron que cada uno cuidase de salvarse a sí mismo, procuró el Aerópago ocho dracmas a cada uno, las repartió y los embarcó en las naves. Por esta causa todos reconocieron la dignidad del Aerópago, y los atenienses fueron muy bien gobernados en aquel tiempo». (La constitución de Atenas, 23).
 

Significa que mientras todos los elementos componentes del régimen mixto integral de Atenas se encontraban en sinfonía entre sí, la cosa pública (res publica) de Atenas se desarrollaba bien. Pero cuando alguno de estos elementos componentes comenzaba a propender hacia una hegemonía absoluta, comenzaba la degeneración de todo el régimen, que, en definitiva, terminaba con su perdición, incluyendo al elemento que pretendía ser absoluto.
 

En el año 497 aC sucedió la siguiente reforma constitucional: los arcontes podían ser electos no sólo de entre la primera clase de ciudadanos sino también entre la segunda clase. Simultáneamente, el cargo de polemarco, quien encabezaba a los estrategas de los regimientos, se convirtió en la primera magistratura de Atenas: el arconte polemarco llegó a ser primer arconte. En otras palabras, desde ese momento la democracia ateniense podía ser presidida únicamente por caudillos militares.
 

En el año 478 aC se instituyó la alianza marítima ateniense. Atenas se convirtió en el estado hegemónico de Grecia. Aún más, aumenta la importancia del «plephos» (muchedumbre), o sea de los ciudadanos indigentes de la cuarta clase, que proporcionaban remeros asalariados para la flota ateniense, compuesta por numerosos grandes navíos cuatrirremes. Así, la muchedumbre se convirtió en la base sociológica de la democracia ateniense.
 

En los años 462-468 aC se realizaron más reformas constitucionales, que llevaron a la implantación de la «democracia extrema», según la definición de Aristóteles (Política, 1312 b, 36). Se recortaron fuertemente los derechos del Aerópago (senado) que conservó únicamente la jurisdicción penal para delitos muy graves, pero perdió todas sus funciones políticas. Los demás asuntos judiciales pasaron a la jurisdicción de tribunales de jurados, compuestos por ciudadanos indigentes, que sesionaban diariamente por una retribución monetaria. Los arcontes, en el futuro podían ser electos de la tercer clase de ciudadanos, con excepción del arconte polemarco, quien debía seguir perteneciendo a la clase militar, tal como antes.
 

Todas estas reformas, durante la última etapa de la democracia ateniense, llevaron en forma paulatina a la violación del consenso político en el estado. La muchedumbre no sólo llegó a ser el principal elemento en el estado, sino prácticamente, su único elemento. El régimen político mixto, que durante muchos siglos se restablecía en forma paulatina, resultó prácticamente liquidado en beneficio de uno de sus elementos, que consiguió no sólo una hegemonía política sino también, prácticamente, el monopolio del estado. Todos los demás elementos del estado fueron desplazados. Tal monopolio del poder político condujo a su colapso. Así Atenas dejó de ser la politea (república) en el seno de la cual se desarrollaba la democracia, convirtiéndose en una democracia extrema, absoluta. Sin embargo, sólo un estado donde impera la concordia entre los elementos en su seno puede garantizar por un lapso prolongado la verdadera democracia, una democracia no absoluta y no extrema, sino limitada por los otros elementos del poder: «Porque la oligarquía y la democracia, pueden ser aceptables, aunque son desviaciones de la ordenación mejor; pero si se extrema una u otra, el régimen empezará por empeorar y acabará por no ser siquiera un régimen». (Aristóteles, Política, 1309 b).

 
De tal manera la democracia, igual que todos los demás regímenes políticos, puede tener dos formas: la moderada y la extrema. Aristóteles considera que la democracia moderada degenera en extrema bajo la influencia de los demagogos. Los demagogos contribuyen a la subdivisión del pueblo en fracciones, que favorecen las discordias. En Atenas la democracia inicialmente se desarrollaba en forma positiva, durante las primeras reformas constitucionales, incluyendo hasta la quinta reforma de Clístenes. Luego, mediante una serie de reformas posteriores, en el marco de procesos sociológicos negativos, la democracia ateniense comienza a desarrollarse en forma negativa. Este proceso la llevó, en última instancia, a su degeneración y luego a sucumbir.
 

Puede agregarse que, en el marco de estos procesos sociológicos y políticos negativos, también se desarrollaba un renacimiento parcial de los aspectos negativos del anterior régimen micénico, como, por ejemplo, la excesiva burocratización y militarización, simultáneamente con la violación de la racionalidad económica. Surge la necesidad de aventuras militares y de saqueos internos y externos.
 

Para ello se hace necesario violar la ley y luego surge una nueva forma de ley, no consensuada y por lo tanto ilegítima: «Una forma de la democracia es aquella en que todos participan de las magistraturas, con la única condición de ser ciudadanos, pero el poder supremo corresponde a la ley. Otra forma coincide en todo con ésta, excepto que el soberano es la muchedumbre (plephos) y no la ley: esto tiene lugar cuando tienen la supremacía los decretos y no la ley. Y ocurre esto por causa de los demagogos. En la democracia de acuerdo con la ley no hay demagogos, sino que son los mejores ciudadanos los que tienen la preeminencia, pero donde las leyes no tienen la supremacía surgen los demagogos… por-que donde las leyes no tienen autoridad no hay república. La ley debe estar por encima de todo, y los magistrados y la república deben decidir única-mente de los casos particulares. De suerte que si la democracia es una de las formas de gobierno, una organización tal que en ella todo se hace por medio de decretos, no es tampoco una verdadera democracia, pues ningún decreto tiene consenso universal (catolu).» (Aristóteles, Política, 1292 a).
 

Aristóteles considera que las «leyes escritas» (cata gramada nomoi) deben estar basadas sobre leyes éticas (cata to etos nomoi), porque «las leyes éticas son más importantes que las leyes escritas y se refieren a cosas más importantes» (Política 1287 b). El fundamento sobre el cual descansan las leyes escritas es un sedimento multisecular de creencias, usos, costumbres y tradiciones que no dependen de los caprichos de los legisladores de turno. Esto lo expresó bien Horacio: «Las leyes sin costumbres son vanas».


De tal manera, las leyes escritas son verdaderamente democráticas sólo cuando surgen de un consenso general (de una concordia entre mayorías y minorías) entre los contemporáneos y sus antepasados y cuando tienen sus raíces en el suelo tradicional compuesto por las costumbres de su pueblo. Los estados con constituciones y leyes que fueron sancionadas únicamente por mayorías relativas y casuales, según Aristóteles, no son verdaderas democracias.