LA PREDICCION SIN HORA NATAL,
por Jerónimo
Brignone
(Este trabajo
fue expuesto en el 5to Encuentro entre Astrólogos organizado en 2001 en Buenos
Aires por la revista GeA, Gente de Astrología –ex Cosmovisión- y en el XVIII
Congreso Ibérico de Astrología realizado en Madrid ese mismo año)
La
falta de ese dato imprescindible que es la hora de nacimiento de un sujeto -ojalá
exacta, pero aunque más no sea aproximada, y, de hecho, habitualmente
redondeada-, es una de las situaciones más exasperantes con las que nos
encontramos los practicantes de la Astrología, acostumbrados a las maravillas
de tan diversa índole que nos ofrece una Carta Natal. Y cuanto más
oficialmente imposible es de conocer ese dato (falta de documentos o testigos
memoriosos del magno evento), más nos desarticula y llena de impotencia el no
poder brindarle a esa persona la oportunidad de vivir en carne propia la
experiencia de todo lo que la Astrología tiene guardado para el resto de los
mortales.
Las
opciones que tenemos son en general bastante dudosas: trabajar con la posición
de los planetas por signo, algo de todos modos no muy aplicable a la Luna en
casi la mitad de los casos, o con algunos aspectos mayores, y empezar a
arriesgar ascendentes hipotéticos mediante feeling, intuición o péndulo. Si
somos muy audaces, hipertécnicos, con algún rasgo de omnipotencia y, sobre
todo, de iluso, podremos intentar con alguno de esos signos ascendentes y a través
del proceso de rectificación, llegar a una hora exacta que finalmente nos
satisfaga.
Cuál
es ese "finalmente" dependerá, con toda seguridad, del carácter de
cada astrólogo. Pero es innumerable la cantidad de papelones cósmicos y cómicos
que he visto pasar en muy diversos ámbitos y situaciones dentro y fuera del país
y dentro y fuera de mi lugar habitual de trabajo astrológico, a personas que
sostenían pomposamente que tal "era" la hora de nacimiento de un
determinado sujeto, para, luego, tener que afrontar no solamente y por supuesto
a aquellos que tuvieran otra versión del tema sino la eventual revelación
incontestable de documentos natales, partidas, afirmaciones de progenitores o
testigos del nacimiento en biografías, etc. que mostraban una hora
radicalemente diferente a la hora afirmada (la disposición a tomar como válido
este cachetazo de la realidad también depende, por supuesto, del carácter de
cada astrólogo). Tales situaciones me hacen ser muy precavido y poco entusiasta
respecto del valor general de las cartas que, partiendo de hora totalmenten
desconocida, son rectificadas desde horas hipotéticas.
La
rectificación de la hora natal es, al fin y al cabo, un problema tanto técnico
como moral. Problema por otro lado lamentablemnte ineludible, y que el astrólogo
no puede soslayar. Técnico, porque comprende una gama muy amplia de variables
matemáticas y de abordajes atendibles acumulados a lo largo de siglos de
tradición que implican una seria capacitación del practicante en esa área
(recomiendo el libro de Laurie Effrein "Cómo rectificar la Carta
Natal", y las técnicas desarrolladas por Alexander Marr y por Rubí Leza
en el CABA), sin por ello la menor garantía de credibilidad de sus resultados.
El lego cree que existe un cálculo o una serie de cálculos que
"determina" que la persona haya nacido en tal o cual momento, pero los
practicantes sabemos bien que no es así, sino meramente un caso más de
interpretación, que los resultados de cada uno de esos pequeños innúmeros cálculos
comporta una DECISION a nivel intepretativa, y que sobre cada combinación
astrológica hay casi tantas interpretaciones como astrólogos y escuelas.
Y
problema moral, por varios motivos. Primero, que el dato de la hora natal es, a
priori, siempre hipotético, por más que provenga de una partida de nacimiento
o una afirmación muy segura del progenitor, y que es casi ineludible verificar,
aunque más no sea por curiosidad o mera decencia, si la carta emergente está
funcionando, no sólo con los "Ajá" del sujeto ante una descripción
psicológica (la primera vez que me leyeron una carta en mi vida, la astróloga
-de orientación psicológico/esotérica- había equivocado en una hora sus cálculos,
y, con otro signo ascendiendo, me dio igualmente la experiencia de una excelente
lectura, muy ajustada a mi persona y a mis necesidades de ese momento), sino con
el chequeo de cómo funcionaron esas cúspides en hechos ya acontecidos con técnicas
predictivas aplicadas a esas fechas.
Pero
hay un aspecto moral mucho más inquietante (y, de nuevo, ineludible), respecto
de la rectificación, y tiene que ver con la virtual manipulación del destino e
identidad del otro. Es decir, que yo "decido" que naciste a tal o cual
hora o minuto a partir de determinados prejuicios. A veces objetivos, según
teoría y experiencia astrológica adquiridas, y muchas, prejuicio en el sentido
mas usual y desagradable de la palabra, es decir, sensaciones sumamente
subjetivas y proyección de contenidos personales no resueltos, cuando no
intencionalidades oscuras, amén del juego de la omnipotencia de decir, ya no
solamente "qué te va a pasar", sino "a qué hora exacta naciste,
y por ello yo soy el único que te va a poder decir entonces quién realmente
sos y qué te va a pasar", todas cosas que se presume que el astrólogo
sabe y el consultante no.
Dicha
decisión es disfrazada en su carácter de tal por la supuesta objetividad y
apariencia de ciencia matemático-determinista con que se presenta el fenómeno
de la rectificación, en la cual la subjetividad del astrólogo (por supuesto,
no su supuesta talento) quedan habitualmente fuera de la cuestión. Muchas de
las cosas más feas que he visto ocurrir en mi vida dentro de la práctica
astrológica tuvieron que ver con este delicado asunto de la rectificación,
asunto sobre el cual no quisiera extenderme más porque no es el objeto de esta
exposición, pero sobre el cual quise evidenciar mínimamente, pese a su
absoluta necesidad y utilidad en nuestro trabajo, algunos costados sumamente débiles,
que la hacen poco recomendable en aquellos casos de personas que no cuentan con
ningún dato de hora de nacimiento.
Por
lo dicho, y sin buscar reemplazar el fascinante problema de la búsqueda de la
hora natal "verdadera", quiero proponer algunos modos de acercamiento
paralelo a dichos casos, para los cuales podemos mirar igualmente una cantidad
muy importante de contenidos usando técnicas astrológicas habituales. Y de más
está decir que los enfoques que voy a delinear son igualmente aplicables a
personas CON hora y carta natal conocidas, reforzando de este modo las
indicaciones que en dichas cartas aparecieran según los métodos usuales.
Para
ello, voy a dividir el tema de la predicción en dos situaciones diferentes:
1) La lectura caracterológica,
psicológica y destinal de las posiciones "quietas" de un momento
determinado del día de nacimiento, es decir, aquello que se acerca a lo que
solemos llamar "Carta Natal".
2) La lectura, sea psicológica
u orientada a eventos, y con una mayor o menor carga determinista según el intérprete,
de las así llamadas "Técnicas Predictivas", tales como tránsitos,
progresiones secundarias, revoluciones solares y lunares, etc., consistentes
tanto en movimientos que se den sobre o dentro de dicha Carta Natal, así como
otras cartas emergentes de la misma.
En el primer rubro, voy a
proponer, en el caso de carecer de hora natal, cinco enfoques básicos:
A) La lectura de las
posiciones, colocando al Ascendente para el lugar de nacimiento en conjunción
con el Nodo Norte de la Luna (personalmente, y siguiendo la tradición,
privilegio el Nodo Medio). Las posiciones por casa así calculadas son en
general casi idénticas a las posiciones Dracónicas, pero más ajustadas a una
referencia destinal, y permiten la utilización del concepto de regencia de una
casa. La posición de la Luna para dicho momento del tiempo suele ser, por
signo, casa y aspectos, bastante relevante respecto del carácter y destino
conocidos del sujeto.
B) La lectura de los
aspectos con orbes no muy amplios (mayores hasta cinco grados, menores hasta
dos), y sobre todo las configuraciones que se armaren al combinar dichos
aspectos. Privilegiando en la lectura aquellas de orbes más pequeños, y las
que incluyan a factores más personalizados (Sol, Luna, Nodo) y mayor cantidad
de aspectos mayores.
C) Eventuales
configuraciones de quintiles, septiles y noniles, evidenciadas en conjunciones
de tres o más factores en las armónicas 5, 7 y 9, respectivamente.
D) Conjunciones,
oposiciones (y eventualmente cuadraturas) de planetas o Nodo a puntos medios
interplanetarios con orbes reducidos (máximo grado y medio, pero privilegiando
los de orbe mínimo).
E) La relectura de dicha
carta según el sistema hindú, con el Zodíaco Sidéreo (mi preferencia es el
ayanamsa de Lahiri) y usando el método del signo sidéreo lunar como Casa Uno.
Y en el segundo rubro, el
de las Técnicas Predictivas, voy a proponer:
F) Tránsitos mayores
(aspectos mayores de planetas lentos a los planetas natales, con orbes
relativamente prequeños -dos grados-, y sobre todo estacionamientos) a la carta
nodal.
G) Tránsitos dracónicos
(conjunciones u oposiciones de planetas lentos según su posición dracónica
-tomando al Nodo del momento como 0° de Aries- a las
posiciones natales trópicas y dracónicas).
H) Progresiones
secundarias anuales, direcciones simbólicas y cartas diarias en tránsito
calculadas con la GMT o TU de la Luna Nueva inmediatamente anterior al
nacimiento.
I) Revoluciones Solares
trópicas de la carta levantada para el momento en el día de nacimiento en que
el Sol hace exacta conjunción al meridiano superior del lugar (Mediocielo), es
decir, el momento en que el Sol culminaba allí.
J) Revoluciones Lunares Precesionales y Solares Trópicas, y progresiones secundarias diarias de la carta levantada para el momento del día de nacimiento en que la Luna hace su conjunción eclíptica con el horizonte oriental (Ascendente), es decir, el momento en que la Luna ascendía en ese lugar.
Probé
en forma intensiva otras técnicas usuales, todo de un modo hipotético y
exploratorio, y en general me dieron poco y nada, a excepción de las
mencionadas, las cuales en casi todas las personas que conozco y/o todos sus
eventos mayores, así como en el caso de muchas figuras famosas de biografía
conocida, me resultaron sumamente satisfactorias, y de ahí mi interés en
compartir estos resultados. Por ello quisiera dar algunas ampliaciones respecto
de por qué creo que funciona cada una de los abordajes apuntados, para luego
pasar a los cómo, y finalmente a un caso de ejemplo.
En
el caso de 1A, es decir, la carta del momento en que el Nodo hace conjunción al
Ascendente, referiría primero los muchísimos casos de prueba en los que me
preguntaba: "¿Qué interpretaría de esta carta si estuviera el Sol en
conjunción Ascendente (la famosa "Carta Solar")?". Y la misma
pregunta para la carta de la Luna conjunción Ascendente, y lo mismo para el
Nodo. En casi todos los casos, el mapa que me parecía más satisfactorio para
explicar la vida del sujeto usando las técnicas más tradicionales de lectura,
era la del Nodo ascendiendo, pese a la popularidad de la así llamada Carta
Solar. Y la justificación podría estar dada en la casi exacta concurrencia con
las posiciones dracónica, lo que no me extraña.
Desde
1989 vengo dando charlas y talleres en diversos ámbitos sobre el Zodíaco Dracónico
(el zodíaco que nace en el Nodo Norte de la Luna, tomado así como un 0° de Aries), cada vez más
convencido de sus valores y de su referencia a un plano no solamente interno o
emocional del ser, sino muy perceptible y referido a su destino más externo. Y
esta mirada de los signos dracónicos como casas, con sus respectivos regentes,
etc., se me apareció hace unos años, con derivaciones muy fructíferas. Quizás
sea explicable con el hecho de que algo tan importante como el eje dado por la
intersección de la órbita de traslación de la Tierra con el plano de la órbita
de la Luna (Nodo) coincidiendo con la intersección de dicha órbita de traslación
de la Tierra con el plano local que representa nuestra percepción de su
materialidad (Horizonte) debería ser un momento del día lo suficientemente
fuerte como para considerarlo personal, más allá de la hora en que uno haya
nacido durante ese día. Aconsejaría entonces hacer de esta carta una lectura
convencional, relativizando un poco, por prudencia y sentido común, las
posiciones por casa de los planetas y el grado de la Luna.
Sobre
1B no me extenderé, ya que es obvio el valor de los aspectos y, sobre todo las
configuraciones, en el perfil caracterológico y destinal derivable de un mapa
astral. Lo mismo con 1C, que es un caso particular de lo anterior, y que, según
mi experiencia y la rauda popularización de las armónicas en las últimas décadas,
aparecen de un modo muy visible cuando la configuración se da con orbe pequeño
e incluyendo factores personales (luminarias y ángulos). Y con 1D tampoco hay
mucho que decir, fuera de sugerir, como para los otros casos, que no nos
pongamos demasiado pomposos con los orbes pequeños, dado que no sabemos la hora
exacta de nacimiento, y esto sobre todo con aquello que involucre a la Luna. El
sistema de Ebertin aplicado como tal da resultados maravillosos en una carta con
hora segura, pero con este cielo de imagen borrosa es prudente excluir las
semicuadraturas y demás exigencias puntillistas, y más bien privilegiar las
conjunciones o puntos medios directos que involucren fatores personales.
El
enfoque de 1E no es reductible a un párrafo, por lo cual remito a mi ponencia
en el pasado encuentro de Cosmovisión 1997 sobre Astrología Hindú, o
cualquier otro texto introductorio sobre el tema (lamentablemente en castellano
hay muy poco). Me limitaré sencillamente a delinear una interpretación en el
caso de ejemplo.
En
cuanto a 2F, ¿quién negaría el valor de un tránsito sobre un planeta natal?
En este caso, a falta de una posición por casa fehaciente, y de una exactitud
de posición, sugeriría usar, con valor de lectura de casa, los signos en que
ocurren los fenómenos (derivable de observación, lo hace también Antarés en
su "Tránsitos planetarios y Destino"), y ser sencillamente flexible
con los orbes pequeños. A falta de fecha o época "del partil",
tendremos las otras técnicas, así como tránsitos de planetas más rápidos
activando los factores sensibilizados. Los tránsitos dracónicos (2G) son otro
caso particular y dinámico de lo mismo, no importa tanto la exactitud del
minuto de orbe porque son rápidos, y son más poderosos o claros respecto de la
carta natal trópica ("la normal").
En
la detección de 2H partí hace años de "El Ciclo de las Lunaciones",
para mí quizás el mejor libro de Rudhyar, y el valor colectivo
"individuado" de un sujeto respecto del ciclo prenatal. No en vano ha
sobrevivido durante siglos en la práctica occidental el uso en astrología médica
y predictiva del punto zodiacal correspondiente a dicha lunación. El estudio
del ciclo solilunar en progresión secundaria me fue muy iluminador, así como
luego el partir de la hora de la lunación prenatal para "individuar"
a los sujetos nacidos ese día. Si bien no es una carta rica para las
revoluciones en tránsito (ni tiene, por lógica, por qué serla), es muy grande
su valor como hora suplementaria para el sujeto, sobre todo en progresiones
secundarias, direcciones simbólicas de un grado un año e inclusive la así
llamada Carta Diaria (la carta que día a día podemos levantar con la TU o GMT
natal).
Para
las tres técnicas mencionadas, sugeriría entonces aplicar el enfoque que cada
uno viniera aplicando en su práctica con una carta natal. Personalmente, para
Secundarias privilegio la situación del Sol progresado, los cambios de signo,
casa y dirección (estacionamientos) de los rápidos, los aspectos que van
realizando dentro del grado de orbe, el momento en que se hace exacto un aspecto
natal involucrando a planetas lentos, la posición por signo de la Luna
progresada, y su ciclo con el Sol. Las cúspides, por relativamente simbólicas,
debieran ser relativizadas, pero no deja de llamar la atención los cambios de
signo, y las conjunciones, tanto a planetas progresados como natales.
En
cuanto a las Simbólicas, supongo que, como cualquier hijo de vecino, los
aspectos mayores que se van dando dentro del grado de orbe de los factores
dirigidos a planetas y cúspides natales, dándole en este caso mayor
importancia de la habitual a los contenidos por signo, ya que no contamos con
casas potentes. Y en las Cartas Diarias, como bien señalara Eloy Dumón, lo más
claro es cuando un ángulo o cúspide intermedia hace conjunción a un factor
natal o en tránsito que esté el mismo tiempo interactuando con otros factores,
siempre dentro del marco del simbolismo de los participantes de la situación.
La
2I es la técnica para mí menos interesante, pero la menciono porque la vi
funcionar bastante bien. Pasé a ella después de muchos intentos infructuosos
de validar la Carta Solar (Sol conjunción Ascendente) como herramienta no sólo
descriptiva de carácter, sino como carta madre para el cálculo de Revoluciones
Solares. Las Solares Trópicas que surgen, en cambio, de la carta de Sol
conjunción Mediocielo son muy elocuentes. ¿Será porque tradicionalmente al
Mediocielo se lo consideró un lugar particularmente "solar", y que
allí brilla el astro en su máximo esplendor? ¿O a que ese es el momento en
que entabla una relación más intensa con ese lugar geográfico, ya que si
pensamos al Sol como quieto y la Tierra rotando, es el instante en que el lugar
en cuestión "pasa" por delante del Sol? Sobre todo cuando a las
revoluciones se las lee con los lineamientos que desarrollara Rubí Leza en el
CABA a partir de las investigaciones de Marr, Fagan, Polich y Page. Es decir,
privilegiando angularidad de planetas solares y natales, conjunciones a cúspides
intermedias topocéntricas, así como otros aspectos, sobre todo mayores, dentro
del grado de orbe, agrupaciones por casa y configuraciones, sobre todo si
aspectan a factores natales, signo ascendente, etc.
Pero
más rica dentro de esa misma línea me parece 2J, es decir, la carta del
momento en que la Luna asciende en el día del nacimiento, usando coordenadas
eclípticas. Esta carta, además de ser quizás más potente que la anterior en
cuanto a las Revoluciones Solares, produce unas Revoluciones Lunares sumamente
ajustadas a los eventos, especialmente cuando usamos las Lunares Sidéreas (o,
mejor dicho, Precesionales), es decir, incluyendo el corrimiento de precesión
de los equinoccios ocurrido desde el nacimiento hasta el momento de la revolución.
El modo de lectura es más o menos el mencionado de las Solares, a diferencia de
que aquí hay que recordar que son un ciclo menor que se les subordina, y que
por lo tanto a veces "activa", sobre todo por conjunción de los ángulos,
contenidos puestos en relieve ya por dicha Revolución Solar. En cuanto a las
progresiones secundarias diarias y sus cúspides correspondientes, no me
pregunten por qué, pero aquí funcionan muy bien.
Quizás
la eficacia y elocuencia de esta Carta Lunar se explique por dos referentes muy
claros en la tradición astrológica: uno, la fuerza que desde siempre se le dio
a la Luna y al Ascendente para denotar la personalidad del individuo (la actual
importancia del Sol al respecto recién tuvo lugar en este siglo con el fenómeno
de masas de la Astrología de los medios de comunicación), así que, qué carta
más personal para un individuo nacido en un determinado día y lugar, a falta
de la hora de nacimiento, que aquella del momento en que se unen estos dos
factores tan propios y análogos en lo que se refiere a Vida, Madre Tierra y
temperamento. Por otro lado, la carta del signo lunar tomado como Casa Uno, es
la segunda en popularidad en la Astrología Hindú, y ello siguiendo la tradición
occidental ya referida por Ptolomeo y Manilius. Y también viene a la mente la
famosa Trutina de Hermes o Carta de Epoca o Concepción, uno de los principales
y más arcaicos métodos de rectificación, la cual postula una relación mágica
y forzosa entre el Ascendente y la Luna, que derivó en la actualidad en la
Carta del Ascendente Lunar (Revolución Lunar Precesional sobre el punto eclíptico
del Ascendente), poderosísima herramienta de rectificación y predicción
desarrollada por Alexander Marr.
Un
último comentario antes de pasar al caso de ejemplo: entiendo que puede sonar
agraviante a nuestros hábitos mentales el tomar tantas cartas de origen al
mismo tiempo para comprender la vida de un individuo, pero es instructivo saber
que ésto es algo muy habitual en otras tradiciones astrológicas, tales como la
Hindú. Por otro lado, lo individual e indefinido del momento de nacimiento es
algo ya relativizado por el ex-astrólogo San Agustín a la hora de descalificar
a nuestra Ciencia, exponiendo como argumento el problema de los mellizos (así
como, si vamos al caso, de los mellizos astrológicos). En todo caso, y en parte
influido por la práctica habitual de la Astrología Horaria, siempre me ha
chocado la personalización mecánica y narcisista que la gente (sobre todo los
astrólogos) hace de su carta, hablando de "MI Venus", "MI
cuadratura Marte Saturno", etc., como si fuera una propiedad privada
surgida de un esfuerzo personal, y cayendo en uno de los ejemplos más grotescos
de lo que los budistas llaman "materialismo espiritual".
Solemos
olvidar que la así llamada Carta Natal es nada más que eso, una carta o mapa
de los astros del momento en que nacimos, momento relativamente arbitrario, ya
que estábamos por entonces totalmente formados y condicionados genéticamente,
lo que ha llevado desde antiguo (incluyendo a Ptolomeo en su Tetrabiblos) a
suspirar por la Carta del momento de Concepción, aunque sin resultados
convincentes hasta la fecha. Y que, más allá del suceso de nuestro nacimiento,
fundamental pero no único ni primero en nuestro camino en esta encarnación,
las posiciones celestes son universales y efímeras. Y así como la tradición
occidental y por ello nosotros mismos nos identificamos con alguna o algunas de
ellas (la carta natal), puede haber más de un fenómeno celeste o carta astral
que refleje en parte nuestro destino, rol o paisaje interior, aunque fuere
participando de una trama más colectiva, tales como los importantes momentos
astronómicos que mencioné arriba y que ocurren en el día y lugar de
nacimiento (datos generalmente conocidos).
Un
último dato técnico: si la carta del Nodo Ascendente o la de la Luna
Ascendente ocurren demasiado cerca de la medianoche, queda entonces la duda
sobre cuál es la que corresponde a este individuo en particular. La duda se
desvanece fácilmente eligiendo la que mejor cuadre a lo que ya conocemos de su
carácter y destino, sobre todo cuando la confrontamos con los eventos ya
conocidos con las técnicas predictivas antes mencionadas.
(continúa)