HISTORIA ASTROLOGICA DEL TERROR EN LA ARGENTINA


(Capítulo 13 del libro de Jerónimo Brignone "Ensayos Astrológicos: abriendo nuevos caminos", Editorial F.Caba 2012, basado en una conferencia presentada con gran despliegue teatral y multimediático en el ciclo de la Fundación Caba en 2012 y en donde en clave de Astrología Mundana se relevaron dos fenómenos paralelos de profunda resonancia mutua: el terror expresado como género artístico en la televisión argentina y el terrorismo en sus diversas formas en las agitadas décadas del ’60 al ’80 en ese país)
 

 

 

El terror, difícil de definir aunque sin duda una emoción que incluye una sensación paroxística de miedo al peligro de los aspectos más oscuros de la vida como la muerte, la noche, la violencia o la fealdad. Experiencia arquetípica de la humanidad, ejerce una extraña y seductora atracción. ¿Cómo se explicaría sino la fascinación que provoca su presencia en el arte, desde la tragedia griega hasta el género de las novelas y las películas de terror de hoy?

 

 

 

En el sistema astrológico podemos asociar a varios planetas con la vivencia del terror. Los astrólogos modernos sin duda enunciaríamos como primera opción a Plutón, dios invisible del oscuro submundo que rige a Escorpio, el signo del temible escorpión asociado con los procesos de descomposición, los excrementos del intestino grueso y la Casa VIII de la muerte, los conflictos y oscuridades, arrastrando también un contenido de peligro, destrucción y crueldad.

Antes del descubrimiento de ese planeta la opción más popular era Saturno, el oscuro dios asociado también con la muerte y el temor, limitaciones y desgracias. Su vinculación al sistema óseo se expresa en la Parca, el esqueleto con su guadaña, y es inevitable asociarlo al mito en el que perpetra una mutilación genital contra su padre y se come luego vivos a sus hijos recién nacidos, tan espantosamente retratado por Goya.

El terrible Poseidón que agita enfurecido las aguas y el peligrosísimo Dionisio griego se subsumen en el Neptuno astrológico, cuya regencia sobre Piscis y la analogía de éste con Casa XII lo remiten también al sufrimiento, las desgracias y una desvalidez e indefensión que provocan pánico a lo desconocido e invisible y a lo que proviene de los mundos más sutiles.

En la misma veta de la indefensión y el miedo podemos encontrar la Luna, vinculada a lo blando y vulnerable que debe ser protegido. Clásicamente asociada a las emociones, incluyendo por ello al terror, está naturalmente relacionada con la noche, al igual que de diversos modos los oscuros tres planetas antes mencionados. Recordemos que también es el astro que despierta su naturaleza al hombre lobo o lobizón y, amiga de los vampiros, iluminaba arquetípicamente los aquelarres de las brujas, entre las cuales se destaca la oscura Hécate, una de sus facetas.

Por último, aunque de modo mucho menos representativo que los cuatro antecedentes, debemos incluir a Marte, el dios de la guerra y sus entrañas segadas de donde brota la roja sangre y a la cual iba acompañado de sus dos hijos, Fobos y Deimos: Pánico y Terror. Emociones que provocó a Asaph Hall el descubrimiento de sus dos satélites, a los que bautizó con esos nombres, dado que eran demasiado similares a los que había descrito pormenorizadamente 150 años antes Jonathan Swift en sus Viajes de Gulliver.

Para ver cómo se expresa el terror en un ámbito colectivo como el de un país, podemos mirar estos planetas en la Carta Natal del mismo. En la Argentina, los primeros cuatro mencionados están curiosamente emplazados uno en cada signo sucesivo desde Sagitario hasta Piscis y en grados más o menos cercanos entre sí: Neptuno en 20º02’ de Sagitario en Casa III, la Luna en 19º14’ de Capricornio en Casa IV, Saturno en 23º04’ de Acuario en Casa V y Plutón en 24º08’ de Piscis en Casa VI. Forman así una pequeña configuración de semisextiles enmarcada por una cuadratura, unidos de un modo significativo en la Carta resonando con la armónica 12, vinculable a la Casa XII. Otro detalle significativo es que ocupan cada uno los últimos cuatro signos del Zodíaco, las experiencias más complejas y sofisticadas de cuño colectivo, ámbito en el que podemos suponer entonces que el terror va a ser de algún modo una experiencia importante o significativa a ser experimentada en ese país.

Decir “terror” en la segunda mitad del siglo XX y las primeras décadas del XXI es decir “cine”: es el género artístico que representa por antonomasia esa palabra. Más que la pintura, que la música, que la escritura o la producción original para televisión, las imágenes del cine han dado forma a los principales arquetipos del género moderno del terror, por lo que se constituye en una verdadera industria inmensamente productiva y fructífera.

¿Cuál es el cine de terror en Argentina? ¿Qué películas de terror han impactado fuertemente en la sociedad o trascendido fronteras y sido vistas en las salas de otros países (descartemos los festivales, ya que no representan tanto el imaginario del colectivo como las cintas que efectivamente se sostienen en cartel)?

Ninguna. No hay industria nacional del cine de terror. Llamativo, porque hubo y hay, aunque con fluctuaciones, una importantísima industria cinematográfica desde hace muchas décadas y Saturno, uno de los planetas del terror, ocupa la Casa V de la creación y que por lo tanto en la Carta de un país podríamos vincular con su producción cinematográfica, teatral, operística o musical.

La respuesta quizás esté en las cúspides y sus aspectos: los planetas del terror no aspectan a la cúspide de Casa V, que se halla en 13º25’ de Acuario (signo que explicaría la importancia que tuvo la industria del cine como tal). En cambio los dos planetas “más terroríficos”, Saturno en 23º04’ de Acuario y Plutón en 24º08’ de Piscis, aspectan ambos con medio grado de orbe la cúspide de la Casa III, que se halla en 23º32’ de Sagitario. La primera asociación que podemos hacer con esa Casa es la de la escritura.

Muchos estudios tienden a coincidir en marcar el inicio de una literatura argentina de rasgos propiamente nacionales o autóctonos en El Matadero de Esteban Echeverría (publicado en 1871 más de treinta años después de haber sido escrito), el cual si bien no es precisamente del género de terror, está recorrido por situaciones escabrosas y sangrientas, cuando no repugnantes, que pretenden en su conjunto denunciar el régimen de terror político que el autor asociaba con el gobierno de Juan Manuel de Rosas.

Luego, ya iniciado el siglo XX, fueron emblemáticos en la literatura nacional los cuentos de Horacio Quiroga, el uruguayo admirador de Edgar Allan Poe con una vida plagada de tragedias personales que impactó a la sociedad con algunos relatos todavía hoy verdaderamente espeluznantes, tales como La gallina degollada o El almohadón de plumas. Muchos cuentos de Jorge Luis Borges producen también una desazón que los acerca a lo macabro o al miedo, no sólo en el caso de ciertos cuentos fantásticos, sino también en otros realistas como el terrible El Evangelio según San Marcos. Asimismo Manuel Mujica Lainez en algunos de sus cuentos tales como El Hambre en Misteriosa Buenos Aires provoca espanto, al igual que desazón Julio Cortázar en varios de sus cuentos fantásticos o Adolfo Bioy Casares en su Diario de la Guerra del Cerdo.

Pero dijimos que para el siglo XX el terror está expresado en la imagen cinematográfica. A falta de una imagen cinematográfica, ¿cómo podemos proyectar una imagen a través de la Casa III, dado que se haya tan vinculada a los dos planetas más importantes del terror? La respuesta la podemos encontrar en la asociación que tiene con los medios de comunicación. Éstos no sólo se refieren a los medios de transporte o a los diarios, sino también a la radio y la televisión. Y es en esta última en donde la población encontró el modo de conmoverse ante el espanto y gracias a un artista español emblemático: Narciso Ibáñez Menta.

No contando con la hora de nacimiento de Ibáñez Menta, apelamos al recurso de la Carta Nodal, calculada para el momento que asciende el Nodo Norte de la Luna, y posicionando los planetas del día en que nació en una estructura que, además de lo zodiacal, puede incluir así el orden de las Casas. Nació el 25 de agosto de 1912 en Sama de Langreo, Asturias, 5º41’ W, 43º17’ N. El Nodo Norte en 14º de Aries ascendía ese día a las 20:39:30 horas de GMT.

Ibáñez Menta tenía el Sol en el signo de Virgo. Por supuesto que de ningún modo asociaríamos a Virgo en sí con el terror, pero vale la pena señalar que, de los escritores arriba mencionados, Echeverría, Borges, Mujica Lainez, Cortázar y Bioy Casares nacieron todos con el Sol en ese signo, acompañados sugestivamente por Stephen King y la joven autora de Frankenstein Mary Shelley, más la ciencia ficción de Hugh G. Wells que rozó a menudo el terror, muchas novelas policiales de Agatha Christie que también se adentraron en el territorio de lo macabro e inclusive Johann W. von Goethe con el siniestro Mefistófeles de su Fausto, todos ellos con Sol en Virgo.

Mercurio en tierra mutable ayuda a la labor del escritor que plasma con sus manos la palabra en la materia del libro, pero el planeta juguetón también tiene que ver con una forma de humor: los autores mencionados, además de un uso refinado de la palabra, son maestros en el recurso de la ironía, la que a menudo se traduce puramente en comicidad.

El género literario humorístico en Occidente se origina en la sátira, el lugar en donde se ridiculizaba y criticaba a segmentos o modismos de la sociedad, y la crítica es uno de los rasgos característicos de Virgo. En Argentina hay míticos humoristas nacidos con el Sol en Virgo, tales como Alberto Olmedo, Jorge Porcel, Pepe Biondi, Fidel Pintos, el Pato Carret, Enrique Almada, Hugo Varela y Peter Capusotto. Y por supuesto que no en sus orígenes románticos, pero sí durante el siglo XX, el género literario del terror hace una constante apelación al humor y el sarcasmo como constitutivos de lo macabro, habiendo hecho también el cine un idéntico proceso: hoy casi todo film de terror le hace guiños y burlas al género, cuando no a sí mismo, ya que hay una consciencia de que lo terrorífico a menudo bordea en lo ridículo y de que es un golpe de efecto muy eficaz el paso de la risa al sobresalto. Narciso Ibáñez Menta, conocido en Argentina como “El Maestro del Terror”, tampoco era ajeno a este rasgo, al punto de que su última película argentina fue una comedia de humor negro.

El humor virginiano de su Sol hace el día de su nacimiento un cuadrado a uno de los planetas del terror, Saturno, mientras otros dos de ellos, Neptuno y Marte, están en un muy cerrado aspecto de sextil que tiene en su punto medio, formando una pequeña configuración y haciendo semisextil a ambos, al juguetón Mercurio, planeta explorador, es decir, inmediatamente anterior a ese Sol cuyo signo rige. Dicho Marte, dispositor del Nodo Norte (y eventualmente del Ascendente, si consideramos la Carta Nodal), está exactamente opuesto al Plutón de la Carta Natal de Argentina, el país en donde desarrollaría de un modo más contundente su carrera y en donde, casi a su pesar, se convertiría en el emblema del miedo para una población que con devoción dejaba aparte una vez por semana toda actividad para instalarse frente al televisor y estremecerse con sus programas. El Plutón de Argentina se reconoció a sí mismo gracias a la iniciativa y acción (Marte) de Ibáñez Menta.

Dijimos que esto ocurrió a su pesar: Narciso Ibáñez Menta detestaba ser asociado con el terror, puesto que se consideraba a sí mismo un artista completo (que lo era), pese a que tanto demandaban de él ese aspecto de su arte. De hecho nació prácticamente en el escenario y de pequeño trabajaba en la compañía de zarzuelas de padres. Vaya como ejemplo de la imagen que proyectaba siendo pequeño el texto del siguiente afiche callejero:

Sintiéndose con capacidades más abarcativas, abandona de adolescente la zarzuela y se dedica a la actuación y dirección teatral, abordando obras tan ambiciosas tales como el mencionado Fausto de Goethe, La muerte de un viajante de Miller y Las manos sucias de Sartre (las dos últimas en estreno absoluto para el país). En 1933 pone en escena y protagoniza una adaptación teatral de El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde de Stevenson, cuyo éxito lo lleva a encarar luego el Fantasma de la Ópera de Leroux. La identificación con el género del terror al que indudablemente pertenecen estas obras hizo que fuera convocado a protagonizar en 1942, junto a Juan Carlos Thorry e Irma Córdoba Una luz en la ventana, considerada como la primera película de terror argentina. La siguiente, que también protagonizaría en 1952, sería La bestia debe morir e incluía en un elenco de grandes figuras a Nathán Pinzón, Milagros de la Vega, Guillermo Battaglia, Ernesto Bianco, Beba Bidart y Laura Hidalgo.

La irrupción de la televisión en el seno de los hogares argentinos llevó a que trasladara a ese medio los papeles que le habían traído tanto éxito. Y la repercusión de estos programas llevó naturalmente a la realización en 1960 de una nueva película, las Obras maestras del terror, dirigida por Enrique Carreras (aunque hubo de hecho un importante rol en la dirección por parte de Narciso Ibáñez Menta y de su hijo Narciso Ibánez Serrador, autor del guión), actuando tanto él como su hijo con Carlos Estrada, Osvaldo Pacheco, Mercedes Carreras y Silvia Montanari. Pasarían décadas hasta que fuera convocado nuevamente para actuar en una película argentina, la comedia negra Los muchachos de antes no usaban arsénico, dirigida en 1976 por José Martínez Suárez y donde actuó junto a las glorias del cine nacional Mecha Ortiz, Arturo García Buhr, Mario Soffici y Bárbara Mujica. Narciso Ibáñez Menta, que hizo también una buena parte de su carrera en España, falleció en Madrid luego de una larga convalecencia el 15 de mayo de 2004 a los 91 años de edad.

No es de extrañar que en la Carta Natal de Argentina se movilicen con el nacimiento de quien fuera para ésta el Maestro del Miedo los planetas que asociamos con el terror: el 28 de agosto de 1912 Neptuno de Argentina dirigido por Arco Solar está en 23º08’ de Piscis, en conjunción con Plutón natal. La conjunción indica tanto conclusión como inicio de lo que pudiera indicar la cuadratura natal entre ambos que encuadraba la pequeña configuración de los cuatro planetas del terror. Por otro lado, Neptuno en tránsito hacía un trígono a ese Plutón de la Carta Natal del país mientras Marte le hace oposición. Tres aspectos mayores al Plutón argentino, el principal significador del terror en ese territorio, realizado por planetas vinculados al espanto.

Cuando se hacen en 1933 las primeras obras de teatro de terror en el país el Ascendente progresado hace conjunción a la Luna natal, Plutón en tránsito hace desde 23º de Cáncer un trígono a Plutón natal y Saturno por tránsito vuelve a su propia posición. Mientras que para el estreno de la primera película de terror argentina el 12 de mayo de 1942, Plutón por Arco Solar en 26º59’ de Cáncer hace cuadratura al Ascendente natal de Argentina, Saturno por Arco Solar en 26º54’ de Géminis cuadratura al Plutón natal y el Mediocielo de la progresión secundaria diaria oposición a Plutón natal: las cúspides diarias se van moviendo aproximadamente un grado por día, de modo que este fuerte aspecto le corresponde a ese día en particular. La siguiente película de terror previa a la aparición de la televisión se estrenó el 8 de mayo de 1952 con Neptuno en tránsito en 19º36’ de Libra en cuadratura a la Luna natal y Plutón en tránsito en 19º06’ de Leo en semisextil a esa misma Luna.

Hacer una alusión a la radical importancia y trascendencia que tuvo para la sociedad la irrupción de la televisión y su ingreso definitivo en los hogares sería un lugar común tan ocioso y fatuo como hacerlo respecto de Internet. Señalemos solamente que en Argentina nació durante la década del ’50 y ya durante ésta Ibáñez Menta fue convocado, con su joven hijo como director y guionista, para un ciclo que se denominó Obras Maestras del Terror, consistente en unitarios sobre cuentos de Stevenson, Poe y otros que comenzó a televisarse en agosto de 1959. Más que en la Carta Natal de Argentina, se advierten aspectos afines en la del cielo natal de él, pues Plutón en tránsito estaba en conjunción a su Sol, mientras Saturno en tránsito estaba en oposición a su Plutón: con este paso daba inicio a su identificación definitiva ante las masas con el género al que luego diría que despreciaba. El éxito rotundo de este ciclo llevó a la inmediata realización de la película del mismo nombre que más arriba refiriéramos y que se estrenó al año siguiente. Pero había cosas mucho más importantes aguardando a todos los involucrados.

En 1960 comenzaron a aparecer los canales privados y por lo tanto la carrera de la competencia por el rating y la persuasión a los anunciantes. El 9 de junio el canal donde habían realizado el ciclo se privatizó y pasó a llamarse Canal 9 (tres años después lo compraría Alejandro Romay), por lo que necesitaban con urgencia sacar en horario central nocturno un producto de gran impacto y convocatoria. Se decidieron por el dúo de los Narciso Ibáñez padre e hijo al frente de El Fantasma de la Ópera, una gran producción multiestelar con muchas secuencias filmadas en directo dentro del Teatro Colón. La primera emisión fue el 2 de julio de 1960 a las 22 horas y toda la población que tenía televisores en sus casas la siguió con fruición como si se tratara de un evento nacional de importancia fundamental. La Carta del momento de inicio del programa tiene a su Ascendente en oposición a Plutón con 1º12’ de orbe (el mismo Plutón que estaba todavía arriba del Sol natal de Narciso Ibáñez Menta), mientras que la conjunción Sol-Luna inmediatamente anterior, sucedida el 24 de junio a las 3:26:46 horas de GMT, tenía a su Ascendente en 26º de Piscis en conjunción al Plutón de la Carta Natal de Argentina: se inauguraba como correspondía la verdadera era del terror nacional.

Aludimos a la lunación anterior por considerar que fue un evento de alcances colectivos que también puede verse en la Carta Natal de Argentina, cuyo Sol y Mediocielo progresados hacían conjunción al Urano natal. Más que el terror, la combinación reflejaba el importante viraje que tomaba la televisión (Urano en Sagitario rige la recreativa Casa V de la Carta), adquiriendo un protagonismo definitivo. Aunque como terror había, de todos modos Plutón dirigido por arco solar estaba haciendo conjunción a Marte natal, aspecto también operativos para el estreno de la película Obras Maestras del Terror, que tuvo lugar el 28 de junio, apenas cuatro días antes del inicio del Fantasma, una inteligente efecto para potenciar la promoción de ambos productos.

No hay rastros filmados o fotográficos de tamaña saga: la desidia de la industria hizo que esté literalmente desaparecida y que perviva apenas en la memoria de quienes tuvieron la ocasión de verla hace más de sesenta años, cuyas anécdotas de boca en boca o escritas le otorgan una mayor dimensión mítica. Como excepción, una foto de una escena del fantasma con la protagonista que un televidente sacó a la pantalla queda hoy como único testimonio directo, acompañando en la memoria colectiva juguetonamente la siniestra frase del sereno que recorría el teatro preguntando en cada programa: “¿Queda alguien en los camarines?”, ya parte del acervo popular. El éxito de esta serie hizo que luego vinieran otras igualmente exitosas: El muñeco maldito en 1962, Un pacto con los brujos en 1969, Sátiro en 1969, Otra vez Drácula en 1970 y El monstruo no ha muerto en 1970, delirante ficción en la que Adolf Hitler, personificado magníficamente por Narciso Ibáñez Menta (merecidamente famoso por su habilidad para caracterizaciones no sólo actorales sino de maquillaje casero muy ingeniosas e impresionantes –no en vano era un gran admirador de Lon Chaney–), en vez de morir en Berlín se había trasladado a Argentina con algunos acólitos y desde aquí pergeñaba conspiraciones, incluido el exitoso asesinato de Kennedy. Pero no fueron estas las obras por las que fueron más recordados: otra producción de largo aliento habría de aterrorizar durante meses a los argentinos y quedar grabada en su memoria hasta el día de hoy.

El hombre que volvió de la muerte salió al aire por primera vez el 3 de abril de 1969 a las 22.10 horas por Canal 9. El Ascendente de la Carta levantada para ese momento estaba en conjunción al Neptuno de la Argentina, Saturno en 26º31’ de Aries hacía oposición al Ascendente argentino y nuestro ubicuo Plutón nada menos que oposición al Plutón de la Argentina desde 23º 15’ de Virgo, mostrando un momento definitivo en la presencia del terror en el ámbito colectivo. El Ascendente progresado del país en 19º de Piscis angularizaba por conjunción a Plutón progresado en 22º de Piscis, mientras que el dirigido por arco solar en 25º51’ de Piscis también hacía por su parte lo mismo. Para ajustar el simbolismo hacia lo ocurrido ese mismo día, el Ascendente de la Progresión Secundaria diaria estaba en cuadratura al mismo Plutón natal que Ibáñez Menta había activado con su Marte el día que nació.

En esta producción muy eficazmente promocionada y de un gran éxito e impacto en la teleaudiencia volvió a participar, una vez más, su hijo Narciso Ibáñez Serrador, apodado desde pequeño “Chicho”. Nacido en Montevideo el 4 de julio de 1935, en su nacimiento Mercurio se había estacionado en 25º15’ de Géminis, cuadrando al Plutón de la Argentina. Asimismo el Plutón de su cielo natal hacía trígono a ese Plutón y sesquicuadratura en el cielo a su propio Saturno en 10º05’ de Piscis. Como apuntáramos, director de la serie televisiva sobre el género Obras Maestras del Terror y guionista (con seudónimo Luis Peñafiel) y actor de la película del mismo nombre, Chicho Ibáñez Serrador iniciaría el 4 de febrero de 1966 en España la mítica saga de las Historias para no dormir, uno de los programas más exitosos de la televisión española inspirado en el programa similar de Alfred Hitchcock y que hoy es un objeto de culto cuyos capítulos afortunadamente se encuentran disponibles en la web. Este director ha sido una figura altamente mediática que creó y condujo programas de entretenimiento en España siempre signados por el humor negro y con largos años de continuidad.

Aunque la serie comenzó en España, es digno de mencionar el simbolismo en la Carta de Argentina para el momento de su inicio: Saturno de Argentina dirigido por arco solar en 19º55’ de Cáncer hacía oposición a la Luna en Capricornio natal y Saturno en tránsito hacía una oposición exacta con cero minutos de orbe a la cúspide de la Casa XII de la Carta del país, ambos símbolos muy adecuados al título de la serie, Historias para no dormir. La mención no es ociosa, dado que luego los creadores ensayaron una versión argentina que se emitió del 1º al 24 de octubre de 1974 y que incluyó algunos episodios realmente terroríficos (a nuestro juicio superiores a sus versiones originales españolas) tales como El Regreso y La Zarpa, ambas con Olga Zubarry y Alberto Argibay o la horripilante Los Bulbos, con Víctor Laplace, Miguel Ligero y Tina Helba, en todos los casos con el protagonismo de Narciso Ibáñez Menta. En ese momento el Ascendente progresado de la Carta Natal de Argentina hacía conjunción ahora exacta al Plutón natal, la Luna progresada conjunción al Ascendente natal, el Sol progresado conjunción a Neptuno progresado y Saturno en tránsito conjunción al Sol y el Mediocielo natales.

Chicho Ibáñez Serrador filmó en Europa en 1969 La Residencia, una película con Lili Palmer que ocurría en un internado de señoritas en donde tenían lugar situaciones escabrosas. Su segunda y última película fue realizada en 1976 y llevaba como título ¿Quién puede matar a un niño? Título de por sí inquietante, la película, hoy cine de culto, desarrolla una acción escalofriante de la cual no arruinaremos su impacto contando su argumento, pero que pocos minutos antes del terrible final tiene una escena emblemática en la que el protagonista, un hombre joven sensible y bondadoso, al encontrar a un enorme grupo de niños y bebés de sonrisas seráficas reunidos en la plaza del pueblo, los acribilla a balazos con su ametralladora. Filmada en 1976: ¿Quién puede matar a un niño?

 

?

 

El 16 de septiembre de 1976 diez muchachos, estudiantes en su mayoría menores de edad, fueron secuestrados en la ciudad de La Plata, Argentina, por haber participado de una campaña pacífica en reclamo del descuento en el boleto estudiantil de autobús. Fueron en su mayoría encarcelados, violados, torturados y asesinados. Durante y luego de su secuestro no se conocía su paradero, pasando a formar parte de las filas de los miles de desaparecidos que dieron triste fama al país en el extranjero hasta la fecha. Por la juventud y el contexto escolar de las víctimas, esa noche fue bautizada La Noche de los Lápices (sobre la cual se hizo más adelante una película) y cuando vemos fotos de archivo en el colegio realmente parecen niños, por lo que resuena nuevamente la pregunta: ¿quién puede matar a un niño?

El 24 de marzo de 1976, medio año antes del hecho, los comandantes de las tres fuerzas armadas de Argentina destituyeron a la presidente constitucional “Isabelita” María Estela Martínez de Perón y se inició así un gobierno militar de siete largos años de represión violenta, censura, desaparición de personas y corrupción económica, entre tantas otras atrocidades. El gobierno de la Junta, integrado inicialmente por Jorge Rafael Videla, Emilio Massera y Orlando Agosti, se dedicó a la detención y asesinato sistemático de supuestos opositores políticos, sumando decenas de miles de víctimas, entre las cuales la mayoría eran muy jóvenes. En el momento en que la sociedad iniciaba ese ciclo, el Mercurio progresado de la Carta de Argentina hacía conjunción al Neptuno progresado y cuadratura al Plutón progresado de la misma. Mercurio tiene una asociación directa con los jóvenes y los niños (hubo también infinidad de secuestros de niños nacidos en cautiverio), y Neptuno y Plutón con la desaparición, así como este último también con la tortura y el asesinato. El Sol (gobierno) progresado estaba en cuadratura al Plutón natal en Casa VI, tradicionalmente asociada a las fuerzas armadas, mientras que otro planeta vinculado a la autoridad, Saturno, hacía en tránsito cuadratura al Ascendente natal (el país). Con esa combinación de símbolos no hay duda sobre quién podía matar a esos niños.

Aparecen nuevamente involucrados los planetas de un terror que en este caso deviene en terrorismo y de Estado (Sol, Casa X, Saturno). La Progresión Secundaria diaria para el momento del inicio del régimen de la Junta el 24 de marzo tiene al Ascendente progresado diario en conjunción a la mencionada conjunción de Mercurio progresado a Neptuno progresado y cuadratura a Plutón progresado: además de los jóvenes, Mercurio también tiene que ver con el comercio, y tanto la corrupción como los desaparecidos fueron el legado más notorio que dejó ese ciclo político. Es notable que no sólo contemporáneamente Chicho hacía matar niños en la última película que filmara, sino que en la también última película que filmó su padre Narciso Ibáñez Menta también en 1976, Los muchachos de antes no usaban arsénico, los tres viejos (sic) amigos protagonistas, luego de haberlas asesinado, literalmente desaparecían a sus esposas usando cemento, tal como en los incontables casos de los “vuelos de la muerte” del régimen militar. La película se estrenó unos pocos días antes del golpe de Estado, de modo que después de un par de semanas en cartel quedó en el olvido y devino simbólicamente en un desaparecido más.

Pero también mataron a otros niños: el 2 de abril de 1982 los argentinos se despertaron con la noticia de que las míticas islas Malvinas del Atlántico Sur, que siempre se les había dicho desde chicos durante generaciones que eran argentinas, habían sido ocupadas por las fuerzas armadas, iniciando un conflicto con Gran Bretaña, país con el que hasta entonces la Argentina siempre había mantenido más que buenas relaciones. En el pequeño grupo comando que ocupó las islas se hallaba significativamente el capitán Alfredo Astiz, “el ángel rubio”, conocido responsable directo del secuestro, tortura y muerte de multitud de personas, incluidas dos monjas y una joven de 17 años. El régimen militar todavía se hallaba en el poder y el presidente de facto de ese momento, Leopoldo Fortunato Galtieri, conocido por su gran afición a las bebidas blancas, envió a luchar a las Malvinas a miles de jóvenes argentinos sin el debido adiestramiento ni equipamiento ni armas. Cientos de ellos murieron, no sólo en batalla, sino de frío, gangrenas, infecciones y, años más tarde, suicidio. Se los conoce como Los Chicos de la Guerra (título de un conocido film posterior) y realmente eran niños, más que por su edad (18 a 20 años), por su inexperiencia. Respecto de quién podía matarlos, el día del inicio de este proceso el Mediocielo progresado diario de la Carta de Argentina hacía oposición al terrorífico Plutón progresado, Marte en tránsito en 17º18’ de Libra hacía cuadratura al Sol natal en 17º14’ de Cáncer y Plutón y Saturno en tránsito en 26º55’ y 22º15’ de Libra abrazaban al Ascendente natal del país en 25º47’ de Libra. ¿Quién podía matar a estos niños? Mediocielo, Sol, Saturno (gobierno), el Plutón que en la Natal está en Casa VI (fuerzas armadas) y Marte (militares).

Sin embargo el terrorismo de Estado tiene antecedentes en Argentina previos a la dictadura militar del ’76. Desde 1945 el destino político del país estuvo regido de un modo u otro y hasta la fecha por la imponente figura de Juan Domingo Perón. No analizaremos los hechos que se le adjudican en su primera y, sobre todo, segunda presidencia, dado que están fuera del rango temporal que estamos abordando. Recordemos solamente que cuando estuvo en el exilio y contrajo matrimonio con Isabelita, ambos fueron gradualmente y cada vez más fuertemente subyugados por una oscura figura que poco a poco parecía ir apoderándose por completo de la voluntad de ambos: el astrólogo (sic) José López Rega, apodado “El Brujo”. Aunque circulan versiones, no hay certezas sobre su hora natal, pero vemos que el día de su nacimiento, el 17 de octubre de 1916, no sólo Saturno conjuntaba a Neptuno, sino que la Luna conjuntaba a Plutón en el momento en que ascendía el Nodo: los cuatro principales planetas del terror. Cuando el gobierno militar de Pedro Agustín Lanusse decidió llamar nuevamente a elecciones y permitir el retorno de Perón al país, ante la victoria del candidato por el peronismo Héctor Cámpora, el viejo caudillo envió en mayo de 1973 a López Rega a ocupar la cartera de Ministro de Bienestar Social (por lo que luego sucedería, una de las denominaciones políticas más irónicas de toda la historia argentina y que remite jocosamente a la novela 1984 de Orwell).

En ese momento el Ascendente progresado de la Carta de Argentina hacía conjunción al Plutón natal, mientras el Sol progresado hacía conjunción a Neptuno progresado y cuadratura a Plutón natal: el terror instalándose en el país desde el seno del gobierno. Aprovechando su lugar en el poder, López Rega comenzó a organizar un grupo paramilitar de ultraderecha, la Alianza Anticomunista Argentina, más conocida como la Triple A, cuyo fin inicial era eliminar del peronismo los componentes más revolucionarios o de izquierda que habían ido cobrando fuerza los últimos años. Cuando por fin llegó el momento del tan esperado retorno de Perón para asumir la presidencia en lugar de Cámpora, su proyectado arribo al aeropuerto de Ezeiza el 20 de junio de 1973 se malogró por un súbito enfrentamiento armado en el palco de recepción entre las facciones radicalizadas de derecha e izquierda del peronismo, en el medio de la aglomeración de más de dos millones de devotos que habían ido a recibir a su líder. El avión, avisado de los gritos, corridas y el caos general suscitado por la balacera que ocurría en el medio de la gente, aterrizó en otro aeropuerto. La característica multitudinaria y organizada de los hechos llevó a que el episodio fuera bautizado la Masacre de Ezeiza. Por supuesto seguían los difíciles aspectos arriba mencionados, agregándose adecuadamente la cuadratura de Urano en tránsito desde 18º56’ de Libra al Sol y Mediocielo de la Carta natal del país, con Marte y Plutón en tránsito opuestos entre sí en el cielo.

Los sangrientos enfrentamientos entre la izquierda y la derecha peronista están retratados con un humor negro cáustico y doloroso en la novela No habrá más pena ni olvido de Osvaldo Soriano. Escrita en 1974 con los oscuros aspectos que viéramos para las Historias para no dormir, su autor debió exiliarse en 1976 (año clave ya desarrollado) y la editó en 1978 en Europa y luego en 1983 en Argentina, mientras Héctor Olivera filmaba una excelente película bajo ese título con un elenco multiestelar y guión de Olivera y del gran autor teatral Roberto Cossa, otro maestro del humor negro (La Nona). El estreno de la película el 22 de septiembre de 1983 ocurrió con el regreso de Urano de Argentina a su posición sagitariana natal junto a Júpiter en su propio signo mientras el Ascendente de la Progresión Secundaria diaria de la Carta de la Argentina para ese momento se oponía a esa conjunción, un símbolo adecuado del proceso democrático que se avecinaba y ponía fin al reinado de los planetas del terror.

La masacre de Ezeiza precipitó deliberadamente la caída de Cámpora, permitiendo que López Rega colocara en el poder con maniobras fraudulentas a su yerno Raúl Lastiri para convocar a las elecciones que materializarían la tercera presidencia a Juan Domingo Perón, mientras seguía organizando más sólidamente a la Triple A, que comenzó a aterrorizar a la población asesinando a figuras políticas o militantes. Más tarde publicaban listas de personalidades que debían abandonar inmediatamente el país, incluyendo a muchos actores e intelectuales quienes, ante la ola de atentados y ajusticiamientos, debieron exiliarse. Este operativo liderado por El Brujo cobró nuevas ínfulas cuando falleció Perón el 1º de julio de 1974 y la Argentina, bajo la presidencia de su viuda, ex-vicepresidente de la fórmula, pasó a estar definitivamente gobernada por él. Como señaláramos en la presentación televisiva contemporánea de la terrorífica versión argentina de las Historias para no dormir, el Ascendente progresado de la Carta de Argentina estaba en conjunción a Plutón natal, la Luna progresada en conjunción al Ascendente natal, el Sol progresado en conjunción al Neptuno progresado, Saturno en tránsito en conjunción al Sol y Mediocielo natal del país y Urano en tránsito en conjunción al Ascendente natal. Comenzaba el reinado del espanto y el pueblo no podía dormir. ¿Pero empezó verdaderamente aquí esta historia de terror?

A principios de 1969, paralelamente a la emisión de El hombre que volvió de la muerte y por lo tanto con los mismos aspectos múltiples al Plutón de la Carta Natal de Argentina que indicáramos arriba, realiza su primer operativo de asalto a un banco en la zona de Escobar en la provincia de Buenos Aires el Ejército Revolucionario del Pueblo, conocido como el ERP, un grupo guerrillero identificado con ideologías de izquierda liderado por Mario Roberto Santucho y Enrique Gorriarán Merlo, entre otros. En junio de 1970 hace público su programa y comienza a convocar a simpatizantes dispuestos a la lucha armada para la toma del poder con el fin de plasmar la revolución socialista. Independientemente de la simpatía que se pudiera sentir o no hacia dichos ideales y su accionar, se instaló marcadamente en la sociedad el nombre que le daba el oficialismo: “subversivos” y, luego, “terroristas”, tal como en otros escenarios similares que estaban teniendo lugar en Europa y el resto del mundo. La palabra “terrorista” nos remite desde luego al terror y es llamativa la forma en que se activan los planetas del terror por entonces (recordemos El hombre que volvió de la muerte). El aspecto más notorio es la oposición de Plutón en tránsito al Plutón de la Carta Natal de Argentina, dado que es una parte clave de un ciclo muy lento de 250 años.

Habíamos asociado al Plutón en VI de Argentina con las fuerzas armadas por la Casa y a la noción de muerte, represión y terrorismo por el simbolismo natural del planeta, en este caso de Estado. La Casa XII, desde donde ocurre la oposición, puede asociarse con la subversión y también nuevamente el planeta con la muerte y el terrorismo. Así, el planeta transitante estaría mostrando un tenso estado de cosas transitorio enfrentado a los que simboliza en la Carta Natal el planeta transitado. En 1970 comenzaron algunos operativos y secuestros que incluyeron varias muertes, que hicieron eclosión en 1973, con numerosas acciones que incluyeron el secuestro y muerte del empresario Sallustro el 10 de abril, el sangriento asalto al Comando de Seguridad del Ejército del 6 de septiembre de 1973 y los inicios de la guerrilla en la selva de la provincia de Tucumán. Estas fechas rondan al simbolismo astrológico que ya releváramos con la venida de López Rega y la masacre de Ezeiza. Pero nos aguardan otros hechos que se ubican en la misma línea dentro del marco de temporal y los símbolos recién mencionados.

El 1º de julio de 1970 un grupo embanderado en el peronismo y autodenominado “Montoneros” anuncia el fusilamiento del General Pedro Eugenio Aramburu, el presidente de facto que encabezó la Revolución Libertadora que derrocó a Perón y al que habían secuestrado unos días antes. Con Mario Firmenich como uno de los líderes del grupo, el movimiento armado de izquierda que protagonizó luego en clave de víctima la masacre de Ezeiza, también llevó adelante muchas acciones “terroristas”, sobre todo cuando fueron expulsados del partido por el mismo Perón el 1º de mayo de 1974, poco antes de morir. Tanto ellos como sobre todo los militantes del ERP se contaron luego entre las principales víctimas de la represión de Estado y la desaparición de personas. Y si bien es indudable que muchos albergaban sinceros ideales de mejora social, en los orígenes de ambos grupos había también una cantidad importante de miembros del violento grupo de ultraderecha “Tacuara” (1955-1965), el del famoso slogan “Haga patria, mate a un judío”. Es decir que en algunos casos fue más la necesidad de ejercer violencia y la identificación con el terror(ismo) lo que los llevó a obrar, coincidiendo con el simbolismo de esa oposición de Plutón en tránsito desde la Casa XII. Si todo esto se corresponde con Plutón transitando la Casa XII, deberíamos inquirir sobre qué ocurrió cuando entró a la misma.

La cúspide de la Casa XII de la Carta Natal de Argentina se halla en 15º46’ de Virgo. Plutón en tránsito tocó por primera vez ese punto el 31 de junio de 1965, pero luego se estacionó encima por conjunción con un orbe de nada menos que dos minutos de arco el 27 de mayo de 1966. Un estacionamiento sin duda muy potente y del cual se pueden esperar muchas cosas. No hubo que esperar mucho: dos días después, con Plutón todavía ahí plantado, el general Juan Carlos Onganía derroca a través de un golpe de estado al presidente constitucional Arturo Illia y se constituye en presidente de facto por cuatro años con una dictadura militar durísima, caracterizada por la represión armada, la censura y el ataque a la comunidad trabajadora y estudiantil, tal como en la infausta Noche de los Bastones Largos en la Universidad de Buenos Aires, llamada así por los bastones con que los militares golpeaban a los estudiantes para sacarlos de sus claustros y encarcelarlos. Cuando buscamos actos subversivos o terroristas en el sentido arriba recién desarrollado, ¿qué encontramos?

Nada. Literalmente no hay terrorismo surgido de la población misma durante esos años. El Plutón que transita la Casa XII viene de la Casa VI, como dijimos vinculada a las fuerzas armadas, y cuando empieza el tránsito por la XII lo único que podemos identificar con claridad es el terrorismo de Estado iniciado por los militares y la gente que los apoyó. Muy poco tiempo después comenzarían naturalmente las respuestas populares a este proceso así iniciado, reacciones que hemos desarrollado arriba con detalle y que apuntan a intentar comprender cuáles son las dimensiones y alcances de los planetas del terror, sobre todo cuando escarbamos en los orígenes.

Quizás podamos comprenderlo mejor todavía asomándonos a otros lugares o momentos distintos a los mencionados. Por ejemplo el 11 de septiembre de 2001, cuando ocurrió en los Estados Unidos el atentado a las Torres Gemelas que cambiaría radicalmente los mecanismos de la política internacional, la sorpresa nacional, aparecía reflejada en el Urano en tránsito conjuntando al Mediocielo de la Carta Natal de Estados Unidos rectificada por el reconocido astrólogo Alexander Marr (4-7-1776 GMT 7:43:40 39º57’ N 75º10’ W). Pero de un modo más impresionante, los dos planetas más vinculados al terror se oponían exactamente sobre el horizonte de esa Carta: Saturno (Torres) en Géminis (Gemelas) conjuntaba al Ascendente (USA) en oposición (conflicto) a Plutón (terrorismo) en Sagitario (fundamentalismo islámico) en conjunción a la cúspide de Casa VII (enemigos declarados). Esa misma oposición se ubicaba en noviembre de 2001 en el punto medio de Urano y Neptuno de la Carta Natal de Argentina, los dos planetas que habitan la Casa II, con el famoso “corralito” que tanto conmocionó a la clase media, que lo tachó de terrorismo económico de Estado.

Ya que la oposición de Plutón en tránsito al Plutón natal de Argentina fue tan significativa en los procesos del terror televisivo y el terrorismo arriba relevados, se impone echar una mirada a los otros dos momentos clave en el ciclo de Plutón en tránsito respecto de sí mismo. Uno es la primera cuadratura, que tuvo lugar en 1908. Además de inaugurarse el Teatro Colón, en donde tendría lugar buena parte del Fantasma de la Ópera de Ibáñez Menta, el entonces presidente José Figueroa Alcorta sufrió atentados por parte de los anarquistas, a los cuales también él mismo replicó duramente, y luego perpetró un virtual golpe de Estado contra el Congreso de la Nación, al que detuvo en su totalidad y luego clausuró, quedando como único Poder actuante, por lo que no es de extrañar que luego se atentara contra la vida de este siniestro presidente que anticiparía así la Década Infame. Llamativamente, la segunda cuadratura de 2006 no tiene hechos tan dramáticos, pero es de notar que a pocos días del estacionamiento de Plutón en cuadratura con 8’ de orbe a su posición natal en la Carta de Argentina, ocurrió la desaparición de Julio López, el anciano ex-desaparecido que iba a en camino a testimoniar en el juicio contra su torturador, el comisario genocida Miguel Etchecolatz, mensaje también siniestro a la sociedad recordándole que la desaparición de personas que parecía haber quedado en el pasado podía volver a aparecer como una amenaza presente. También por entonces la política argentina Cristina Fernández de Kirchner, abanderada del discurso por los derechos humanos, comenzaría a avanzar en forma definitiva a la carrera presidencial.

¿Qué subyace en el terror que se asocia con Plutón? Sigmund Freud en su ensayo de 1919 intitulado “Lo Ominoso” lo refiere a la fuerza de lo reprimido que retorna. El filósofo contemporáneo lacaniano-marxista Slavoj Žižek esbozó algunas teorías acerca del terror en esa misma línea analizando el éxito de las películas de los muertos vivos iniciado por George Romero y las películas de Hitchcock Psicosis y Los pájaros. Vampiros, fantasmas y muertos vivos son todos ellos de algún modo muertos mal enterrados y en todas las culturas arcaicas o rurales, ajenas al fragor de nuestra urbana modernidad, se insiste en la exigencia de los rituales necesarios para enterrar “correctamente” a los muertos. Ya desde la primera obra literaria de Occidente, La Ilíada, en donde en el canto XXIV Príamo ruega a Aquiles de un modo atrozmente conmovedor la devolución del cadáver de su hijo Héctor para realizar las debidas exequias, hasta la Antígona de Sófocles, tragedia en donde la protagonista es ajusticiada por el Estado encarnado en su tío y suegro Creón por querer darle adecuada sepultura a su hermano, muerto en batalla. Este alegato al “buen entierro” tuvo su estreno aparentemente entre el 421 y el 420 a. C., mientras en el cielo Saturno en Cáncer hacía oposición a Plutón en Capricornio.

Aristóteles en su Poética, dedicada básicamente a la tragedia, dice que el objetivo de la misma es lograr la catarsis, es decir la depuración o purga del alma a través del terror y la compasión (phobos y eleos). Esto es retomado por Freud con su “método catárquico”, en el cual una expresión o remembranza durante el tratamiento de una emoción o recuerdo reprimido generaría un desbloqueo de dicha emoción o recuerdo.

“Todo lo reprimido retorna”, decía el viejo astuto creador del psicoanálisis. Al igual que los muertos vivos, los fantasmas y los vampiros. Quizás debamos aprender cultural e individualmente a enterrar correctamente a nuestros muertos, tanto a los de nuestra propia biografía personal como a todo aquello que efectivamente ha muerto dentro de nosotros en nuestras vidas.

Porque, sino, de noche, en la oscuridad, alguien nos esperará en los camarines y…

 

 



 

 

 

VOLVER

 

 
 

http://www.jbrignone.com.ar/bioart.htm#indice